Columna de opinión: Nerdencias (Marzo 2011)

MEDIO: VideoFlims.com.ar
FECHA: Marzo 2011
http://www.videoflims.com.ar/blog/nerdencias04-03-2011.html

05/01/2011: Identidad asumida, identidad atribuida

"[...] se anuncia como "sociedad del deseo" ya que toda la cotideanidad está impregnada del imaginario de la felicidad consumista, de sueños playeros, de ludismo erótico, de modas osteniblementes juveniles. Música rock, tebeos, lolitas, liberación sexual, fun morality, diseño de vanguardista: el período heroico del consumo rejuveneció, euforizó, aligeró los signo de la cultura cotidiana. Mediante mitologias adolescentes, liberacionistas y despreocupadas por el porvenir se llevó a cabo una profunda mutación cultural". (p. 31, "La felicidad paradójica", Gilles Lipovetsky, Edit. Anagrama, 2003)

Qué iluso sería pensar que todo esto está sustentado por el libre albedrío, sin una ideología y sin una identidad determinada. La construcción y deconstrucción de las disciplinas se logra, primero, con la autoidentificación y, segundo, por lo que otorga el exterior y le es ajena al sentido propio. Así, como vemos en la cita del enorme Lipovetsky, traído aquí por ser un experto en sociedades posmodernas, podemos presumir que lo contemporáneo está matizado sobre una serie de cuestiones que gestan un imaginario. Ese imaginario que, bajado a la realidad, no es más ni menos que un cúmulo de películas sin superficialidades demasiado comparables pero con patrones genéticos compartidos, únicos e irrepetibles.

De esta forma, vale destacar, también, la identidad atribuida de la corriente. Lo que dicen que el movimiento es. Amorfo, heroico, desdibujado, híbrido, corrosivo, mítico, delirante o separatista. En términos estrictamente prácticos es igual, porque es lo que se atribuye y no lo que verdaderamente es. Ahora, la identidad asumida, esa que queremos proyectar los que estamos dentro, debería de estar centralizada, ordenada pese al caos, matemáticamente diagramada si lo que se busca es la descendencia. Entonces, en el proceso de producción de esa compleja entelequia llamada identidad, lo asumido será aquello que aceptemos como obligación o responsabilidad, la conciencia que tomamos por sobre las cosas.

Hay rasgos evidentes, destacados, sobresalientes, emblemáticos o simplemente característicos de este grupo social –llámese Nuevo Cine Independiente o como quiera llamarse- que seleccionados mediante la percepción y el conocimiento propio y ajeno, le son atribuidos a uno y a los otros por uno mismo y por los demás. En consecuencia, no crean que el esfuerzo ideológico por sostener las películas es sólo un laissez faire o una postura pancista de alguien a quien poco le importan las cosas. Muy por el contrario. Hay que saber que la mente conserva los rasgos notorios y evidentes de los movimientos concretos, por eso su mención posterior en sus nombres, en la evocación de la palabra. Eso es lo que trae a la conciencia para reflejar las imágenes que, luego, si los cálculos no fallan, y si por fin detona la bendita mutación cultural, serán posteridad.

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