Entrevista a Yago Blanco, director de Güelcom (2011)

MEDIO: Revista Haciendo Cine
FECHA: Agosto 2011
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Bienvenido, bienvenido amor

El irse a probar suerte a otro lugar, los amigos que se quedan, los amores que se van, la soledad, los reencuentros... estos tópicos, y algunos más, son los que maneja el director Yago Blanco con Güelcom, su segunda película. Quien debutara en el año 2001 con un filme independiente, Los Domingos son para Dormir, ahora encara su primer largo comercial protagonizado por Mariano Martínez, Eugenia Tobal, Maju Lozano, Peto Menahem, Gustavo Garzón y elenco. Por Hernán Panessi

En la tradición de comedias románticas norteamericanas, aunque según cuenta su propio autor, inspirada más en las europeas, Güelcom resulta un filme navegante entre los ecos de una relación distanciada y las decisiones tomadas para encarar un futuro supuestamente mejor. Aprovechando el estreno comercial, en lo que será la vuelta a la pantalla grande de Mariano Martínez desde Peligrosa Obsesión, entrevistamos a su director, Yago Blanco, y esto fue lo que nos dijo.

Desde el 2006 que venís trabajando en esta película, ¿cómo fue ese devenir? ¿Qué mutó en el proyecto desde ese momento al producto final?
Uf… Si me mostrabas la película como está hoy, terminada, hace un año y medio, y me decías que esa era la película que yo iba a hacer, te decía que estabas loco. Nunca dejó de ser la película que soñé, pero la sumatoria de elementos y decisiones tomadas, tanto estéticas como de producción, fueron haciendo que la película fuese mutando. Una preocupación que tenía desde el principio era no hacer una película “pretenciosa”, sino contar una historia atractiva, emotiva, y con sus complejidades narrativas. Es una película de género, apuntada hacia las comedias de género más europeas, que escapan un poco al cliché típico americano. Después, algunos cambios en el casting hicieron que la película creciera en expectativas. Y que eso ayudara en algunos procesos de producción y de comercialización de la película.

¿Cómo fue la elección de ese cast? ¿Influyó en las decisiones el hecho de tu cercanía con el mundo de la televisión?
La verdad es que el hecho de que trabaje en televisión no influyó en lo más mínimo. Es más, excepto a Ana Yovino y a Peto Menahem, no conocía a ninguno de los actores antes de convocarlos. La elección se fue dando a partir de lo que buscaba o pensaba que era necesario para cada personaje. Por ejemplo, a Eugenia Tobal la ví en la película Yo soy Sola y me pareció que tenía una capacidad interpretativa y una presencia que se acercaba mucho a lo que yo había imaginado para el personaje de Ana.
Exceptuando Mariano y Eugenia, que son actores principalmente conocidos por sus trabajos en la TV, la gran mayoría del cast no se caracteriza por una gran trayectoria televisiva.

Más allá de los actores en sí, ¿crees que la propuesta estética y narrativa tiene una cuestión telenovelesca?
No. Es más, busqué a conciencia salir del costumbrismo que tienen en los últimos años, tanto las tiras como las telenovelas en la TV argentina. Por otro lado, la propuesta narrativa de flashbacks, de un narrador presente en un lugar indeterminado, de un decálogo narrado en off, de la utilización de carteles para marcar puntos de giro en la historia, no me parecen muy telenovelescos que digamos.

¿Cómo encaraste el diseño de producción con tantos personajes?
Fue bastante complicado, ya que a la cantidad de personajes se sumaba que la mayoría de los actores estaban haciendo otras actividades, lo que hacía que organizar cada jornada, y especialmente las escenas en las que están todos o casi todos los personajes presentes, no fuese nada fácil. Por suerte, el asistente de dirección, Dieguillo Fernández, armó un plan muy estudiado, con muchas variables para cualquier imprevisto. También fue fundamental que Mariano Martínez fuese el único que estaba con una disponibilidad del 100%, ya que siendo él protagonista, su presencia era muy alta en casi todo el rodaje.

Estrictamente en la historia, ¿por qué abordaste la problemática del éxodo? ¿Fue la excusa para el reencuentro amoroso o hubo una intención de subtexto al imaginario post-2001?
Empecé a imaginarla justamente en esa época, cuando muchos amigos y seres queridos se iban a vivir afuera enojados con el país y dejando entrever que los que nos quedábamos éramos medio boludos. Se iban a Europa, más que nada a España, a trabajar de cosas que acá no se les hubiese cruzado por la cabeza. Eso hizo que me enojara mucho esa actitud. Así que las primeras versiones del guión eran más ácidas y menos amigables para con los que se iban. Con el tiempo, ese enojo se fue apaciguando y fui entendiendo que era una decisión. Con el paso del tiempo, el tema se volvía un poco demodé, por eso lo suavicé un poco y apuntalé más la historia de ellos dos -N. de redacción: M. Martínez y E. Tobal-, los protagonistas.

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