Recomendaciones para el BAFICI 2012

MEDIO: Revista Haciendo Cine
FECHA: Abril 2012
Recomendaciones
Drogas, ¿para qué?
El género por asalto

El género por asalto
Por Hernán Panessi

Engalanada por La Memoria del Muerto, “película sorpresa” del Buenos Aires Rojo Sangre 2011, del enorme Javier Diment, la sección “Nocturna” ofrecerá un pantallazo por algunas gemas distinguidas –unas ocultas, otras no tanto- del cine de género global. Allí se podrá ver un film noir animado oriundo de la República Checa (Alois Nebel), una trash de culto croata (Bore Lee: Deadly Sins), una de misterio alemana (Masks), una de patada-piña-patada china (Mr. And Mrs. Incredible), un cuento de navidad finlandés (Rare Exports: A Christmas Tale), una de chorritos japoneses (Recreation) y otra criolla de terror religioso (La Segunda Muerte). Conjuntamente, a esta programación con algunos atisbos de apertura hacia “el género”, se le sumará Invasión of Bikini Alien, una que podríamos ver en el BARS, un melodrama erótico de ciencia ficción con, sí, tintes de comedia y artes marciales; y un documental sobre el mítico director de muchas de lesbianasvampirasasesinas, José Ramón Larraz (On Vampyres and Other Symptons). Una hermosura. Por su lado, en materia de cortometrajes, se verá el español Papá, soy un zombie y, en retrospectiva, las películas del sueco Tomas Alfredson (Let the Right on In y El Topo incluidas). Desde Argentina asomarán, seguro a partir de un ¿multigénero? –¿se dirá así?-, Nocturnos, la nueva de Edgardo Cozarinsky, y La Araña Vampiro, de Gabriel Medina (tal vez entre en ese rótulo, además, la israelí Policeman). Vale advertir, asimismo, lanzándonos con una recomendación, la critica del snobismo por el snobismo mismo –o cómo se construye, se le da forma y fondo- en The Woman in the Septic Tank, que, sin ser de género, nutrirá con material de charla a todos los curtidores del palo que pululen por ahí.

Drogas, ¿para qué?
Por Hernán Panessi

Considerando la Historia, que los programadores del BAFICI curen un espacio dedicado íntegramente a la entelequia “drogas” es, claro, toda una novedad. Bienvenidas, pues, las vivencias divergentes, alternativas, relajadas, frenéticas y tal. Así, “Trances”, como reza su nombre de guerra, será una sección que cargará a cuestas la responsabilidad de democratizar información, satisfacer a la muchachada con morral e, incluso, acercar a los cosmonautas sensoriales alejados de la experiencia “festival”, pero próximos, sí, a curtir “experiencias”. Serán cinco los documentales en lista y uno el objetivo: intercambiar cuentos, más no otorgar efectos ni sensaciones colaterales. Sin embargo, de acá, de esta palestra, emergerá la figura de un ya mítico Billy Corben, responsable de las esenciales Cocaine Cowboys (parte I y II, ambas se conocerán por aquí en una buena oportunidad para llevar a la “popularidad” a quien es un icono de la sub-cultura lisérgica), acerca de cómo la cocaína entró en territorio norteamericano durante los 80 y 90s. Siguiendo con Corben, también se verá Limelight, sobre la conexión umbilical que existe entre la música electrónica y las pastillas de diseño; y Square Grouper, que gira en torno a tres historias de anclaje ganja. Como jamás puede hablarse de mejunjes sin mencionar al binomio Albert Hofmann, creador del LSD, y Timothy Leary, divulgador de sus beneficios terapéuticos y espirituales, llegará The Substance, de Martín Witz, investigación que narra el devenir del ácido desde su origen en 1943 hasta su prohibición en la California de 1966. Con todo ello, el postulado de Fleco y Male se resuelve en un periquete: entonces, drogas, ¿para qué? Simple, para que se hagan y divulguen documentales como estos.

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