Entrevista a Javier Valentín Diment

MEDIO: Revista Haciendo Cine
FECHA: Junio 2012
Entrevista Diment

De los bordes al centro

Antes de viajar a la China para presentar Aballay en el Festival de Beijing, entrevistamos a Javier Diment, director de Parapolicial Negro y La Memoria del Muerto, dos largos que encontrarán, en breve, su destino comercial.
Por Hernán Panessi

PARAPOLICIAL NEGRO: APUNTES PARA UNA PREHISTORIA DE LA TRIPLE A A la manera de la Trilogía de América, con tramos novelados que fluctúan entre oscuridades y mitos reales, allí donde el escritor californiano James Ellroy fue construyendo la historia de los Estados Unidos desde finales de los 50s hasta mediados de los 70s, Javier Diment, cineasta influenciado por esa lógica, se embarcó en narrar una historia intestina de nuestro país –siempre presente, nunca del todo exprimida- tomando como coyuntura los años 1973 a 1976, donde el salvajismo, el sindicalismo y el peronismo tuvieron algún anclaje en común: el de la prehistoria de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Así, conforme encontró legitimación de ciertas aristas oficiales, este grupo parapolicial de extrema derecha fue tomando notoriedad ejerciendo la violencia y Diment, por caso, conocido por ocupar espacios de controversia –en sus relatos siempre estuvo cerca de la tenebrosidad y las inmundicias del ser humano-, tuvo la voluntad de encarar una nueva aproximación a esta porción de la oscura historia nacional aprovechando, según sus propias palabras, “este gran momento político para abrir un debate acerca de esa época, de quiénes fueron los verdaderos responsables de aquellos crímenes”.
“Un amigo, periodista, -dijo Diment, en una entrevista antes de emprender viaje hasta Asia para presentar Aballay, obra que guionó junto con Fernando Spiner y Santiago Hadida- que se llama Ricardo Ragendorfer, me llamó para mostrarme una nota que acababa de escribir. Trataba acerca de un señor (Eduardo Almirón Sena) que habían metido preso en España. Y estaba esperando ser extraditado a la Argentina, acusado de ser una de las cabezas operativas de la AAA. Pero que cuando se puso a investigar, lo que saltó era que antes, cuando era policía en Robos y Hurtos, había formado parte de una banda de delincuentes que operaba dentro de la federal”, señaló el realizador refiriéndose al origen del documental.
Aquí, en esta investigación sobre la prehistoria de la Triple A se apunta erigir un relato documental que choque de frente y sin concesiones con el policial negro, reflexionando cómo –de qué forma, con qué devenires- nos encontramos con nuestra historia. Es que la realidad, muchas veces, supera a la ficción, y es esta última la que puede ayudarnos, también, a entender más las situaciones, los contextos, la verdad.
“Por otro lado –agrega Diment- estábamos sin un peso, y queríamos hacer una investigación más profunda, y ahí otro amigo periodista, Facundo Cardoso, sugirió convertir esa idea en un documental. Era la manera perfecta de empezar a pensar el tipo de policial que quería hacer a partir de esa historia”. Parapolicial Negro aporta, en términos de divulgación, una idea demasiado vedada por incómoda. Hay un concepto básico, elegido casualmente como frase promocional, “cada uno elige cómo contarse la historia”, y desde allí construye y destruye, enfocándose en que los tonos de violencia no comenzaron en el ’73 –como bien señala el documental- sino que las brutalidades –al margen de momentos históricos particulares- fueron sucediéndose año tras año desde el inicio de los tiempos.

DE LA INDEPENDENCIA A LABOROS MÁS GRANDES, DE LA FICCIÓN AL DOCUMENTAL
Hay en Javier Diment una constante, una prepotencia de trabajó que lo llevó a posicionarse dentro de un lugar de cierto privilegio: tener, de un tiempo a esta parte, una obra que mostrar. Es que para quienes transitaron el cine independiente –a la sazón, con El Propietario y Beinase se transformó en referencia obligada para la truculencia nac & pop-, poseer –como ahora- dos proyectos en un año -sí, Parapolicial Negro y La Memoria del Muerto- es un acontecimiento maravilloso. “Tengo 45 años y la vengo peleando desde los 20, y de golpe cuento con dos pelis en la mano. Ahora quiero más”, dijo el también guionista de Adiós Querida Luna y colaborador del guión de Diablo. “Acostumbrado a que mis laburos no sean masivos, me encontré con que había colaborado en la construcción de algo grande“, expresó sobre Aballay, uno de sus proyectos más exitosos. “Juego y jugué siempre en la B, me siento muy cómodo, y me permite una independencia de criterios y una libertad de elegir temas y compañeros de trabajo que me encanta”, señaló Diment. De acá subyace algo fundamental: por más que los presupuestos crezcan, lo genuino de cada uno sigue emergiendo. Por eso, con presupuesto o no, la independencia siempre ha de ser creativa. Y tener en claro aquello, entonces, es tener medio proyecto construido.

A LA VERA DEL CAMINO: LA EXPERIENCIA BEINASE
Beinase: El Sentido del Miedo fue una polémica miniserie de terror de 5 capítulos, encomendada para el canal Ciudad Abierta. Dado que Diment tuvo libertad absoluta, su obra comenzó a despertar ciertas voces de los sectores más recalcitrantes. “Me pidieron que experimente. Fue increíble eso, pero bueno, había poca plata, fue complicado el rodaje, fue ambiciosa la propuesta, y tardé un año en entregarla”. Sin embargo, sumándole al intenso forobardo de ciertos grupos religiosos en Internet, a propósito de su aforo en mezclar erotismo, violencia visual e iconoclasia, algo sucedió: “En ese año –2004- hubo una serie de terremotos políticos, a partir de la Tragedia de Cromagnon, que hizo que cuando entregué el proyecto, sacarlo al aire en un canal del gobierno de Buenos Aires, fuera por lo menos conflictivo. Así que se fue postergando. Hasta que en un cambio de autoridades me lo pidieron con entusiasmo, me prometieron apoyo. No cumplieron ni una sola de las promesas y pasó sin pena ni gloria”. Pese a todo, la cuestión fue experimentar, foguearse, aprender. Verbos que deberían ser del habla cotidiana de todos los directores del cine nacional y que los márgenes conocen de pé a pá. Cosa de los bordes.

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