Nota: Fantaspoa 2012

MEDIO: Revista Haciendo Cine
FECHA: Junio 2012 2012
Fantaspoa 2012

Pequeños monstruos

Una de nuestras plumas viajó a Porto Alegre, Brasil, para participar como jurado del Fantaspoa. Con muy buena presencia nacional, este festival, apuntalado a lo fantástico, se devela como uno de los nuevos focos de atención del cine mundial.
Por Hernán Panessi

Desde hace ocho años se desarrolla en Brasil uno de los festivales de cine de género más importante de la región, el Festival Internacional de Cinema Fantástico de Porto Alegre, el Fantaspoa. Con fuerte anclaje en la cultura sanguinolenta, aunque siempre cerca del cinéma de qualité más que del trash puro y duro, el Fantaspoa es llevado adelante por dos cinéfilos de pura cepa: los jóvenes João Pedro Fleck y Nicolás Tonsho. Por allí, han pasado desde Zé do Caixao, mítica figura del cine cutre brasilero, homenajeado en BAFICI 2009, hasta Lamberto Bava, director de Demons 1 y 2, hijo del fallecido Mario Bava. Tampoco hay que olvidar al neocelandés David Blyth, a quien el festival le produjo un corto llamado Damn Laser Vampires, y a Luigi Cozzi, director con estrecha vinculación al legado de Dario Argento. A la sazón, la edición 2012 contó con 150 filmes, de un total de 32 países de origen, con 32 invitados internacionales, destacándose la presencia de Stuart Gordon y David Schmoeller, dos leyendas del cine.
Entre las películas argentinas que exhibieron este año, se destacó la world premiere de Topos, ganadora de la Competencia Iberoamericana, ópera prima de Emiliano Romero. “Tengo muchas ganas de que el público argentino vea Topos. Creo que va a ser un encuentro muy intenso, ya que el estilo de la película no es algo fácil de encontrar en el cine argentino”, dijo Romero a HC. Asimismo, en un buen presagio para nuestras pampas, por la Sección Iberoamericana pasaron Diablo, de Nicanor Loreti, que obtuvo el premio al “mejor director”, Fase 7, de Nicolás Goldbart, La Memoria del Muerto, de Javier Diment, Penumbra, de Adrián García Bogliano y Plaga Zombie: Revolución Tóxica, de Pablo Parés y Hernán Sáez. En el plano global, además de las míticas proyecciones de los filmes de Gordon y Schmoeller –quien, por su parte, mostró su última película Little Monsters y que luego pasó fugazmente por Buenos Aires, en formato masterclass, de la mano del Rojo Sangre- exhibieron la extraordinaria Cell Count, de Todd Freeman, y Bad Ass, con Danny Trejo y Ron Perlman. En la Competencia Zombie, sobresalió la comedia A Little Bit Zombie, del canadiense Casey Walker, quien, por este entonces, aguarda estreno en los Estados Unidos, y Pushin’ up Daisies, de Patrick Franklin, aquella que terminó siendo vencedora de la terna. Por la Competencia Internacional, se destacaron la rusa Mishen, de Alexander Zeldovich, que resultó triunfadora, la japonesa Hoshi o ou kodomo, de “el nuevo Hayao Miyazaki” Makoto Shinkai, Invasión of Bikini Alien, del coreano Young-doo Oh, que por acá vimos en BAFICI 2012, y The Girl from the Naked Eye, de David Ren, premio especial del jurado. Para descifrar cómo gira la rueda, en términos de entendimiento, resulta un ejercicio agradable ver qué pasa en este tipo de festivales porque, aquí, suele darse la cadencia que marca el pulso de la industria cinematográfica mundial. A propósito, el cineasta norteamericano David Schmoeller señaló, en exclusiva a HC, que: “el director de cine independiente es más propenso a hacer material original. Por ello, son tan dependientes de los festivales de cine para su exposición. Por lo general, éstas son la única esperanza para el descubrimiento y su distribución final”. Esa sentencia remarca la importancia de este tipo de eventos para con la industria ya que vincula, en forma sinérgica, a espectadores, realizadores, programadores, distribuidores y tal. Por eso, en rigor, Fantaspoa viene siendo, sin parar de acrecentar figura, fondo y representatividad, la posta de esa entelequia llamada “cine fantástico”.

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