Entrevista en Que sea lo que el rock quiera (FM 89.1)

Entrevista en Que sea lo que el rock quiera (FM 89.1), a propósito del Buenos Aires Rojo Sangre.

Kick-Ass 2

Nota sobre Kick-Ass 2 en el Suple NO, de Página/12. Acá, la versión online.

Por Hernán Panessi

Algo está pasando. Pese a que Argentina es una plaza importante para la nerdencia global, alguien puso el freno de mano y Kick-Ass 2 estuvo a punto de abortar misión en las salas locales. Inicialmente distribuida por UIP, la secuela de Kick-Ass iba a tener su arribo en el mes de septiembre pero, en medio del raid promocional –si hasta fue tapa de la Revista La Cosa-, la distribuidora suspendió su estreno. Y desde la web, un convoy de cinéfilos se movió como una tromba e hizo sentir su presencia. El anhelo era uno: que se estrene Kick-Ass 2 en nuestro país. Village Cines escuchó el reclamo y compró los derechos de exhibición. Así las cosas, se estrena el jueves 24 de octubre.

¿El motivo de aquella tribulación? Los pocos espectadores que traccionó la primera parte: apenas unos 17.000. Por eso, desde UIP decidieron parar la mano. Se escuchó por ahí que “los estándares para promocionarla eran muy caros”. No obstante, es éste un caso curioso -de esos donde Internet mete la pata-, ya que Kick-Ass logró muchos adeptos que la vieron por fuera del cine. Sí, a pura piratería. Y que sea lo que sea.

Finalmente, Village se hizo con Kick-Ass 2 y la estrenará en 8 complejos en formato digital. Y se trata de un experimento de distribución, ya que no es habitual que se exhiban películas de las denominadas tanques antes de las elecciones. Resulta sabido que ese día –los domingos son de los denominados “fuertes” para la taquilla- existe la posibilidad de que no abran los cines. En consecuencia, podría sentir esquirlas de lo vivido aquel junio de 2010 y sus escasos concurrentes.

Otras experiencias: el país vecino de Colombia, por ejemplo, la tuvo una semana en cartel. Y según el sitio Box Office Mojo, en Estados Unidos recaudó unos 13 millones de dólares en su primer fin de semana. ¿La recaudación total? Más de 40 millones. Mientras tanto, ya anunciaron la salida del blu-ray para el 17 de diciembre. Y en Argentina, el desenlace fue curioso: el bullicio generado en Facebook y Twitter –en la red social del pajarito hubo un trending topic que colaboró fuerte con la causa: #KickAssEnCines- hizo que una cadena de cines adquiriera los derechos del film. Y acá, en rigor de verdad, la demanda del público se hizo sentir.

Por estas pampas, hubo otro anclaje pop respecto al caso Kick-Ass cuando, en 2007, el cineasta Sebastián De Caro lanzó un cómic que respondía al nombre de Doméstico, la historia de un chico común –con intenciones de levante y algunas otras de justicia- que portaba un traje verde y amarillo. Y un año después, la dupla Mark Millar y John Romita Jr. haría la historieta de Kick-Ass. “Me llamó Diego Greco, el dibujante, y me dijo: ‘nos robaron’. ¿Quién nos va a robar esa idea que estaba recontra hecha? ‘Mirá este trailer’, retrucó Greco. La primera vez que lo vi no lo podía creer”, apunta De Caro. Y agrega: “Vi el traje y era igual; el pibe era igual, caía en la basura, no tenía poderes”. ¿Operación conspiranoica o sincronicidad cósmica? Como sea, no hubo juicios ni pasó a mayores. Pese a ello, la duda del plagio persiste.

Otra de las arterias que llevaron resonancia al kickassgate fueron sus ediciones locales en papel. El sello Ovni Press lanzó con éxito Kick-Ass en una lujosa edición de tapa dura. Y ahora, por su parte, sacó Hit-Girl, un puente entre la primera y segunda parte de Kick-Ass, que también está a la venta. “Los derechos de Kick-Ass son de Millar y Romita Jr. y, para su publicación en Argentina, Marvel nos hizo de intermediario”, comenta Martín Casanova, encargado de traer este material al país.


Y algo pasó: historietas, estrenos comerciales, plagios, cibercomunidades que reclaman. La noticia, entonces, apunta todos los cañones a una figura remarcada por la WWW: el público es el que manda. Asimismo, las redes sociales manejan el pulso de la opinión pública y, a las claras, influyen en ciertas decisiones comerciales. Por eso, ahora sí, bien vale señalar que la premisa de “lo que tenga que ser, que sea; y lo que no, por algo será” puede doblarse al punto de partirse... siempre y cuando haya del otro lado una conexión y un humano con muchas ganas de expresarse.


Entrevista en Cultra a propósito del cine gore en Argentina

Me entrevistó Andrés Kilstein para la revista Cultra a propósito del cine gore en Argentina.

En Argentina la palabra obtuvo su deformación rioplatense: aquí los adeptos de este género cinematográfico dicen, tal como se escribe, Gore, pronunciando la E final. El Gore es una tradición proveniente de los Estados Unidos, ligada a cierto goce del espectador por la truculencia, la sangre, las tripas. Su desarrollo en nuestro país es paralelo al del festival de cine de género Buenos Aires Rojo Sangre. La estética, que abarca tópicos variados de zombies, mutantes, alienígenas, ha producido su pequeño nicho de consumidores y productores. Este reducido círculo permitió la emergencia de Gorevision y Videoflims, productora la primera, distribuidora la segunda, ambas animadoras incuestionables de la escena fantástica local. “En Argentina la posta la toman unos jóvenes de Haedo, quienes conforman la productora Farsa. Es el primer atisbo del cine independiente de explotación en el país.  Aunque manejan una truculencia más desde lo pop, las vísceras en plan comedia” – explica con un timbre cargado de brillo Hernán Panessi, un joven que, entre muchas actividades, dirige la distribuidora Videofilms. Con este sello edita y distribuye DVDs de películas fantásticas y de género, a lo largo de una red vasta y federal con más de cuarenta puntos, principalmente tiendas de alquiler de DVDs y locales de comics. “La distribuidora permitió juntar a realizadores que andaban sueltos. Decanta naturalmente en un producto de nicho, pero, en el videoclub termina exhibida una película Gore al mismo nivel que El secreto de sus ojos”, explica Panessi.

A través de estos emprendimientos, el género en Argentina experimentó una notable revitalización, acompañado por la vehemencia de sus fieles espectadores. “Se presupone que los films Gore generan rechazo en el público, pero por el contrario el resultado es la empatía”, asegura. Según el cinéfilo, el fenómeno se refleja en el éxito del festival Buenos Aires Rojo Sangre, de cuya organización participa. En 14 años de existencia (casi la misma trayectoria que el BAFICI) no ha parado de crecer en programación y en público, para alcanzar en su edición pasada los 20 mil espectadores.

Según Panessi el Gore está en un buen momento empujado por un fenómeno más amplio y quizá insólito: la aprobación de la que goza el cine fantástico argentino entre el público e instituciones de fomento. El dato señala el pasaje del Nuevo Cine Argentino, de un registro más bucólico y minimalista, a la revitalización del cine de género. “En el Festival de Mar del Plata, el más importante del país, hace 4 años que viene premiándose a este tipo de films. Ganaron Pompeya de Tamae Garateguy, Mi Reino por un platillo volador, de Tetsuo Lumiere, Diablo de Nicanor Loreti, Hermanos de Sangre de Daniel De la Vega. Como es un festival clase A marca el pulso, la prensa lo refleja y el público dice: acá hay algo. El INCAA, por lo tanto, comenzó a financiar estas películas”.

Gorevision es una productora amiga de Videoflims, de realizaciones groseras y divertidas, que surge a fines de la década de 1990. Su director, Germán Magariños, explica que tiene en su haber quince películas de las cuales las más célebres son Sadomaster I y II y Goretech: Bienvenidos Al Planeta Hijo De Puta!. El mismo Panessi ha participado en la última, una referencia a Robotech, a Star Wars, a los juegos en 8 bit, a Rocky. El joven la caracteriza como una película “apta para ningún público. Llena de pijas, de tripas, de sinsentido”. Interrogado sobre si la actuación en este film involucró la puesta en cámara de sus atributos sexuales, reconoce que su miembro viril fue reemplazado por el de un negro para sumar al efecto. “Gorevision es un grupo muy rockero, muy varón, y sus películas están llenas de pijas, cargadas de sexo oral. Son películas tan gay que no son gay”, afirma Panessi, que también es periodista.

Los films de Gorevision han tenido pantalla en el exterior, tanto en festivales como en su circulación en DVD en Estados Unidos. Magariños explica que en los primeros años presentó películas para un festival mainstream como el de Mar del Plata pero que no fueron aceptadas y ya no le interesa más presentarlas.

Gorevision y Videoflims están ahora con mucha actividad. La primera terminando una película que remeda haber sido filmada en súper 8  hallada en un viejo archivo de la década de 1960. Videofilms está abocada a la realización de  Lucho’s Big Adventure que sinestar terminada ya se perfila como la película nerd argentina de culto. Algo peculiar del proyecto: reúne a Farsa, Videoflims, AB, Fomento y casi todas las productoras del segmento. Panessi explica:
“Es así. En el Gore todos somos amigos”

Publicada en Revista Cultra 

Entrevista en el programa Catarsis por Radio Estación Sur

Entrevista en el programa Catarsis por Radio Estación Sur a propósito de VideoFlims y la autogestión.

Luciano Saracino

Entrevisté a Luciano Saracino en el Suple NO, de Página/12. Acá, la versión online.

| Por Hernán Panessi

En los caireles de la literatura, pero sobre todo en el de las historietas, hay un concepto llamado “what if...?”. Es decir: “Y si...” o “¿qué habría pasado si...?”, ucronías con las cuales se suelen formular las premisas de la historia contrafáctica. Hordas de zombies comiendo a Juan Díaz de Solís, el primer navegante español en llegar al Río de la Plata. Sangre derramada, músculos cortándose, venas que expulsan chorros de veneno. Ni viruela, ni fiebre amarilla: brotes de virus zombies en la historia argentina. ¿Qué habría pasado sí...?, se lo preguntó el autor Luciano Saracino en Argentina Zombie: Historia oculta de la patria, el what if...? que, es probable, nunca se lea en los colegios.
                       
“Si querés entender la historia argentina desde este libro: estás mal”, dice Saracino. Es que su último trabajo -¿autoeditado? No, ¡salió por Random House Mondadori!- tiene anclaje en una fábula, pero también en lo verídico. (Por acá también jugó Gabo Ferro con: Barbarie y civilización: Sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas.) “Me junté con historiadores. Lo que cuento es todo real, pero trabajé de forma diferente el concepto del ‘otro’. Es como: ¿qué tiene que pasar para que Mauricio Macri entienda al cartonero”, arremete el autor. Y es sabido que suele partirse de posiciones etnocéntricas para entender la otredad. Los europeos, por ejemplo, acuñaron la idea del descubrimiento de América para referise a su llegada al continente, negando desde el lenguaje la existencia de otro. Y aquí, el zombie es el otro. “Una hermosa metáfora del capitalismo”, dirá.

Un cielo azul, la cordillera nevada. Un pecho abierto, una postura de titán y un coloso de capa y espada. Como una novedosa forma de entrarle a la historia, Saracino también guinó El General San Martín, vía el sello Ovni Press. Y en ese cómic, San Martín era una suerte de superhéroe. “Un Superman”, corrige. Saracino: “¿Sabés por qué no me gustaba la historia? Porque me la contaban para el ojete”. Es que lo lúdico, también, puede resultar efectivo para una primera aproximación al conocimiento de ciertos temas. A la sazón: la historia, con sus tiempos lánguidos asociados a la escolaridad. Y ahí, Argentina Zombie: Historia oculta de la patria toma otra significación: la de un libro de historia con un fuerte matiz ficcional.

¿Saracino es joven? Sí, tiene 35 años. ¿Recién comienza su carrera? No, empezó en su adolescencia a escribir revistas de cumbia –la Voces Musicales- y hoy tiene unos 55 libros editados en todo el mundo. Desde poesía hasta crónica periodística, pasando por novelas e historietas para adultos. Sin embargo, lo que más reluce en su universo son libros para chicos. “Paso catorce horas por día escribiendo. Si me preguntás si esto lo planeé, te digo que no. Salió así”, señala. Además, en la actualidad, escribe ¡4! series en simultáneo para Paka-Paka. Confirmado: no para.


Viajes por el mundo –charlas y presentaciones-, una agenda apretadísima –reuniones aquí y allá; ¿la última? Con Billiken- y una capacidad de producción inagotable –“me inspira casi todo: salir a la calle, viajar en transporte público, todo”- hicieron de Luciano Saracino uno de los autores más en boga del país. Incursionó en TV abierta –guionó Germán, últimas viñetas, emitida por Canal 7- y ahora hará cine: “Escribí Necronomicón, una de terror a partir de una historia que vincula a H.P. Lovecraft, con Borges y la Biblioteca Nacional”. Y en el fragor de su producción –no hace falta ningún what if...? para esperarlo-, es muy probable que cuando estos caracteres se conviertan en tinta, sus libros ya sean 56, 57, 58 o 1000.

Texto para los 18 años de La Nave de los Sueños

Texto para los 18 años de La Nave de los Sueños. ¡Feliz cumple, genios!

Me pasa algo con Gabriel Patrono y La Nave de los Sueños. Creo, es admiración. Es que provengo de los márgenes. Y éstos –Gabi, La Nave y los márgenes-, me simpatizan. Mucho, fuerte. Mi primera aproximación a La Nave se dio hace, más o menos, unos ocho años. Yo estaba con una novia de acá para allá. Éramos inquietos y, en consecuencia, curtíamos todos los eventos que había en el momento: recitales, festivales de cine, ciclos de poesía, museos, todo, todo, todo. Y como siempre fui fetichista de las cosas, un día tomé –vaya a saber de dónde- un catálogo de La Nave. Y lo conservé, sin saber qué era aquello ni para qué iba a guardarlo. Tiempo después, ya mucho más metido en los menesteres del Periodismo y la distribución de cine, apareció un vínculo real, físico. Y ese catálogo tuvo caras, movimiento, acción. Y escuché repetir un nombre como un mantra: “Gabi Patrono, Gabi Patrono, Gabi Patrono”. No sabía quién era ni qué hacía en La Nave, pero mis compañeros de VideoFlims –nuestro humilde sello de cine indie- hablaban de él como alguien necesario. Como una contraseña a pertenecer. Eso fue hace unos cuatro años. Entonces, podría decir que mi relación con La Nave es joven, pero no por eso menos intensa. Hicimos de todo juntos: charlas, presentaciones, textos, hasta alguna película fallida. Y, desde el primer día, algo no cambió: cada vez que piso alguna de sus funciones, me invade mucho más que admiración. Me contagian unas ganas imposibles de hacer cosas –pequeñas, megalómanas-, me transmiten una fe –en los márgenes, en los proyectos, en la amistad- que nunca pude volcar en palabras. Por eso conservo aquel catálogo, por eso ahora soy yo el que repite como mantra: “La Nave de los Sueños, La Nave de los Sueños, La Nave de los Sueños”. Sí, creo que es admiración. Y seguramente sea mucho más. En verdad, no lo sé bien. Es que el sentimiento –aquel de ser como ese noviecito inquieto- es intransferible. Como la mística. Esa que se tiene o no se tiene. Y La Nave, posee la molécula que contiene a todas las místicas. Y está dispuesta a prestarla a todo cosmonauta que quiera –como yo, como tantos otros- subirse a ella. A la mística, a La Nave. Que es una y somos todos. De aquí y para siempre.

Apareció El Sátiro, la primera película porno de la Historia

Hace años que quiero dar con El Sátiro, la piedra fundacional del cine porno mundial. ¿Su fecha de origen? Entre 1907 y 1912. Supe que allí había un fauno y algunas ninfas teniendo sexo al aire libre, a la vera de un río. Supe, también, del rumor que zumbaba a propósito de un coleccionista europeo que tenía una copia. Y que, en teoría, nunca quiso democratizar. Investigando, di con muchos testimonios de época que decían haberlo visto. Y la reconstrucción de la historia apunta con mil cañones a nuestro país. Sí, El Sátiro sería argentino. En el sitio Silent Era –portal que contiene información a propósito de la historia del cine silente- hay una imagen del supuesto cortometraje. Se ve, en efecto, al fauno. Por su parte, el sello norteamericano Something Weird Video, tal vez el más incisivo en esto de conseguir rarezas, encontró hace tiempo una supuesta copia de El Sátiro que incluyó en The History of Pornography, un compilado VHS con porno de época. Cristian Sema dio con esa copia y todo parece indicar que estamos ante una pieza fundamental del cine: nada más ni nada menos que el origen del porno mundial.

 Este texto apareció originalmente en el blog de RaroVHS.