Porno hipster

Escribí sobre "Porno hipster" en el Suple NO, de Página/12. Acá, la versión online.


Por Hernán Panessi

Podés mirar pero no tocar. Aun así, la onda –siempre- es pertenecer. Como sea. Pero si el acceso infiere posarse sobre un colchón trendy, la experiencia se vuelve más interesante. Y una rápida visita a XVideos, YouPorn, RedTube o a cualquier portal XXX de contenido fragmentado devela, cada día, la creación de nuevos tags. Y la novedad –siempre- es pertenecer. Vale decirlo: desde ahí, mientras la posmodernidad intenta desprenderse de su última vestidura, la industria del mete-saca doblega el cuento inventando el porno indie. Sí, ustedes lo pedían, ustedes lo querían, ahí lo tienen: llegó el porno para hipsters.

Un vaso de Starbucks con el nombre de “April” y unos lentes de marcos gruesos pasados por Instagram enchulan el rostro de una veinteañera deliciosa. La foto, por caso, cumple con todos los requisitos para formar parte del mundo de lo pretendidamente cool en Internet. Clic y podés ser vos, vos o vos. Sin embargo, esa contraseña un tanto genérica –clic, subir imagen, más favoritos, más RT, más popularidad- se ensancha como la más pop de todas las vaginas resignificándose gracias al oficio de aquella “April”: es pornostar y consume muecas del hipsterismo. Su nombre artístico, April O’Neill, alude a la mítica reportera de Las Tortugas Mutantes Ninjas. Y esta nueva y más kinky April O’Neill no es periodista pero sí es fanática de Las Tortugas, tiene en su cuarto un mural de Galactus de Los Cuatro Fantásticos, se hace mechitas violetas en el pelo, va a la Comic-Con de San Diego, come pizzas de pepperoni, se saca fotos en cuatro patas y lo muestra todo, todo, todo en: http://www.heyitsapril.com/

Y sujeto desde un tendal de pura juventud -hay  piercings, ropa vintage y tatuajes cubriendo los pliegues de unos cuerpos perfectos-, se agiganta el hecho de completar una experiencia: la pornstar que deseás es, también, una ñoña como vos. De nuevo: podés mirar pero no tocar. Asimismo, acortando esa distancia plástica de súper voluptuosidad genital tan presente en el imaginario porno de los ochenta y noventa, el porno hipster se acerca al consumidor desde la identificación, desde la empatía y desde cierta sencillez entre impostada y verosímil. Por todo eso, la construcción de personajes reales –afortunados, sí, pero reales al fin- proclama una vivencia íntima entre quien digita las triple W masturbatorias y quien vende su carne para poder pintarse el mural de Galactus en su cuarto, hacerse mechitas violetas en el pelo e ir a la Comic-Con de San Diego.

Un momento: hay que aclarar que el primer password al porno hipster no es otra que Sasha Grey. La misma chancha que se revolcó con un osito de peluche, se chupó las axilas con la puerquísima Belladonna (otra ídola pop, ¿será ella la más extrema?, ¿lo será Cytherea?, ¿Alexis Texas? ¿Rebecca Linares? ¿Lisa Ann? ¿Jenna Haze? ¡Ay!), se tomó su propio meo y desfilo en tanga en cuanto video exista en la red es, ahora, actriz de Hollywood. Ah, y best seller mundial. Ah, y la cultura pop la puso –como al Che Guevara, como a Don Ramón, como a tantos otros- ilustrando las remeras de millones de fanáticos que ven en su rostro a un ícono sideral. Así las cosas, el dato no es menor, marcas de ropa –incluso la local Hang the T-Shirt- usan su cara para vender. Por si fuera poco, actuó con Steven Soderbergh en The Girlfriend Experience. Además, posó para la tapa de “Zeitgeist”, el último disco de Smashing Pumpkins. Y, claro, escribió La Sociedad Juliette convirtiéndose en un fenómeno de ventas. Y Santa Sasha Grey es el ejemplo más completo de la sofisticación hecha en favor de la industria: compra blu-rays del prestigioso sello Criterion Collection, lee alta literatura, nos lo cuenta en Twitter, se toma el meo.

Entre tanto, en la senda de Xuxa o Panám, un poco arrepentida de su “pasado”, otro poco no, Sasha Grey se hace un espacio para leer cuentos infantiles en jardines de infantes. Además, ya metió personaje en la serie Entourage y todo parece indicar que seguirá camino en el cine grande. Mientras, sus fanáticos gastan sus morlacos en el libro que la catapultó al panteón de “autora de culto”. Otra vez: podés mirar y leer, pero no tocar. Y así, destruyó el reinado de esa máquina construida para poner quenchis a las mujeres cincuentonas llamada Las 50 Sombras de Grey y se hizo paso, con justicia y sin depilarse casi nunca el monte de Venus, en el trono por la lit-porn.

No es casualidad que el nuevo gran actor porno norteamericano, lugar de confort donde supieron brillar desde Rocco Siffredi, pasando por Ron Jeremy hasta Kid Bengala (33 centímetros, googlear para creer), sea un hipster: James Deen. Y la misma industria que inventó a un rebelde sin causa como James Dean (el de Rebelde sin Causa, claro) supura a un portentoso varón de características matonas pero, sí, con lentes marco grueso. Por eso, en la fábula de noviazgo chic que venden junto a la actriz Stoya (tienen hasta un site que les rinde homenaje: http://deenstoya.tumblr.com/), puede distinguirse cierto anhelo de modernidad.
Tampoco es una contingencia azarosa que, por ejemplo, James Deen, el Michael Cera del porno indie, quien ya tiene un competidor llamado Dale Cooper (ajám, como el de Twin Peaks), haya sido uno de los primeros en probar los Google Glass en el planeta. De hecho, fue el pionero en hacer una porno –junto con la también hip Andy San Dimas- utilizando los lentes de realidad aumentada. ¿A Deen le falta pop? Pues, hay mucho más pop: ahora, co-protagoniza The Canyons, film dirigido por Paul Schrader, el mítico guionista de Taxi Driver y Toro Salvaje, donde hace de novio de Lindsay Lohan.

Asomándose de ese paraíso posmo que es Tumblr, Hot Hipster Girls (que atiende acá:  http://hothipstergirls.tumblr.com/) recopila lo mejor y más selecto en materia de “chicas hipsters”. Y ante tal furor, develar el entramado de porqués resulta cada vez más simple: el hipsterismo copó la parada en lo social –qué es y hacia dónde va es otro cantar- y la cyber-brecha en comparación con la realidad, hoy, es ninguna. Por eso, los calientes humanos que sobresalen en la vida real también lo hacen entre los fríos ceros y unos.

En esa misma senda hay un buen puñado de blogs gays que remiten específicamente a la temática (entre otros, http://justagayhipster.tumblr.com/ o http://gayhipsterpornblog.com/), una transexual alemana llamada Nicole –más del palo homemade- y una serie, Nubiles Porn (http://nubiles-porn.com/), donde sus partícipes –que podrían ser, sin dudas, las próximas estrellas de la industria- hacen bien musculoso este flamante sub-género.

Y mientras exista un filtro Instagram y unos lentes con marcos gruesos, este nuevo porno –que emula a la vida, que es la vida- eyaculará modernidad, chicas desnudas, autofotos en cafeterías de esas que –siempre, como el mismísimo porno, en tanto “espectador pasivo”- rotulan los vasos con tu nombre dando la sensación –siempre, siempre- de pertenecer y habilitando –siempre, siempre, siempre; aquí su complejidad- a que puedas mirar pero no tocar.

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