Entrevista en Piloto en La Tribu, por FM La Tribu

Hablé sobre cultura pop, cine, porno, música y más en Piloto en La Tribu, por FM La Tribu. Acá, el audio.

Sketch: Anchorena eran los de antes

El fracaso es completo: actué en porno... ¡pero en radio! El sketch se llama "Anchorena eran los de antes" y actúan Demián Aiello, Lorena Mexy, Emilio Ferrero y Guadalupe Cuevas. Episodio II del programa "Todo por la anécdota", por CicloP Radio.

El Escorpión, de René Higuita

El Suple No tiene una sección mundialista: Filhos Nuestros. Ahí, escribí una nota sobre El Escorpión, de René Higuita. Gloria y loor al Danny Trejo del fútbol.

Unos 100 kilos de puro café vuelan por el aire. Una pelota planea mansa hacia los tres palos. Una melena enrulada y unos bigotes jamaiquinos se pasean alegremente con el viento. La pirueta es extraordinaria, nunca vista, única en el planeta. Después de medir precisión, de un tacazo doble y por encima de su espalda, René Higuita rechaza el avance rival. Al concretar su destreza, mira al resto con cara de travesura. Se limpia las rodillas, sonríe y sigue con la suya. “La sacó Higuita, una locura, una maniobra increíble. El sabor estaba en el fondo y no me diga más”, grita eufórico el relator William Vinasco Ch. Es la jugada más parecida a Hollywood que ha dado el fútbol profesional: El Escorpión. Bueno, Hollywood o Los Supercampeones, da igual, es lo mismo. ¿Hubo paro cardíacos? Es muy probable. Y en su afán por la pomposidad, Higuita paralizó al mundo con una jugada demencial. “Está loco”, pensaron sus compañeros. “Me morí de la risa pero en verdad pensé que estaba loco”, le dijo al NO el Pibe Valderrama, el más grande jugador de la Selección Colombia. Y aquel equipo, que tenía en sus filas a muchachos como Faustino Asprilla, Freddy Rincón, Adolfo “El Tren” Valencia y otros, era un show de fútbol constante. Toque, pase, sombrerito, trote corto, galera y bastón. Hoy, los mismos colores tienen en sus filas a cracks de la talla de Radamel Falcao, Teófilo Gutiérrez y James Rodríguez, pero no es lo mismo. Ahí había personalidades pero mucho más smowing. Para colmo de males, ¡Falcao está lesionado y se puso en duda su participación en el Mundial! Y en el balance, El Escorpión, que fue hecho en un amistoso contra la mismísima Inglaterra en el igual de mismísimo estadio de Wembley (otro dato: la catedral del fútbol estaba a capacidad colmada), es -sin dudas- la mejor jugada hecha por un colombiano jamás. Quedó claro: para romperla no hacen falta goles, tampoco caños o campeonatos. Higuita lo hizo en un amistoso, de visitante y en un 0 a 0. A nadie le importó el resultado de aquel match. Así las cosas, el Danny Trejo del deporte más lindo del mundo sumó delirio a un fútbol por demás delirante –el de los ochenta y noventa fue tan colorinche como fabuloso-, motivo por el cual se convirtió en un héroe del rock. Es bandera: René Higuita es rock. Siendo portero, convirtió 44 goles, se retiró a los 42 años de edad y hoy, desde hace cuatro, trabaja como entrenador de arqueros en Arabia Saudita. Cayó en las drogas, le ganó solito a River Plate (por Copa Libertadores, en 1995, se atajó todo, incluso un penal y hasta metió un gol de tiro libre), filmó publicidades y, dicen, fue amigo del célebre narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria. “Le digo loco de cariño pero está loco, eh”, cierra Valderrama. En septiembre del próximo año acontecerá el 20º aniversario del Escorpión. Y este fútbol de máquinas perfectas –de cuerpos fibrosos, robóticos, con goles fabricados en laboratorios- extraña la humanidad de esos 100 kilos de puro café que, paradójicamente, podían volar. 

Entrevista a Carlos "El Pibe" Valderrama

Lujos del Periodismo. Entrevistar a Valderrama fue, para mí, que el fútbol significa todo (todo, todo; insito y desarrollo: todo lo que sé de la vida lo aprendí en una cancha de fútbol), uno de los más grandes momentos de mi (¿corta? ¿mediana?) carrera periodística. Gracias, Periodismo. Gracias, fútbol. Gracias, Pibe. 

El texto fue publicado en el Suple NO, del diario Página/12.

Todos los pelos el pelo

Es necesario dejarlo sentado de entrada: como todo el mundo, tiene dos ojos, una nariz, una boca y un corazón. Sin embargo, se corta solo por una particularidad que lo hace distinto a los demás: su pelo. Hablar de rizos dorados es ser injusto con su porra descomunal. Completan el semblante una anchoita oscura, el acento cafetero y un 10 en la camiseta. Cosas que hizo esa porra descomunal: ser el mejor jugador en la historia de un país de arterias netamente futboleras como Colombia. Y ahora, además, pasándose de jurisprudencia, ese mejor jugador de fútbol es actor. Carlos “El Pibe” Valderrama es actor.

“Siento que la gente en Argentina me quiere porque jugué bien al fútbol”. Y tiene razón. También se lo quiere porque, tras mantener su look personalísimo durante tantos años, más su ascenso canónico en el entramado de Internet, se ha convertido en una suerte de Chuck Norris del fútbol. Vale la aclaración: en esa lógica, René Higuita es nuestro Danny Trejo. Hombres queridos por su obra y agigantados por el paso del tiempo y la bilis cibernética. Héroes que, sin armas, con sus miradas de chacales, un quiebre de cintura o un Escorpión, pueden contra todo.

Valderrama vino al país para promocionar Por un puñado de pelos, el nuevo film de Néstor Montalbano. “Llegué a la película por sorpresa. Pensé que era una broma. Hablé con la familia, me encarreté con el director y cuando me llamó confirmé que era en serio”, dijo El Pibe. “Montalbano me dio la oportunidad de expresarme como soy”, agregó. En la ficción, el hombre de la porra descomunal hace de Nemesio, el alcalde del pueblo encargado de cuidar los recursos. Ahí tiene que proteger un agua bendecida que tiene la particularidad de hacer crecer el cabello. Sí, él, el de la porra descomunal, protegiendo un agua que hace crecer el cabello.

Actualmente, Valderrama maneja una academia de fútbol en Pescaíto, el barrio colombiano que lo vio crecer. Por otro lado, pese a que el 4 de febrero se cumplieron diez años de su retiro profesional, sigue participando de un torneo sub-50. “Lo mejor son los asados y la cerveza post partido”, dirá. Además, nunca se separó de aquella mítica selección que clasificó tres veces al mundial y que, en un punto alto, venció 5 a 0 a la Argentina –en el año 1993, y con Goycochea, Ruggeri, Simeone, Redondo y Batistuta en cancha- en el Estadio Monumental. “Lo que viví en la selección no lo voy a olvidar nunca. Nos seguimos viendo todos. Las empresas nos contratan una vez por mes para jugar contra sus empleados. Algunos están gordos, otros se mantienen”. La Selección Colombia, La Grande, contra empleados de cualquier empresa. Y más de uno se entusiasmará pidiéndole a su gerente resignar aguinaldo con tal de pisar el mismo césped que aquellas leyendas. Pero Valderrama quiere seguir actuando: “Si sale la oportunidad, vamos a aprovecharla”.

Por un puñado de pelos, la película en cuestión, cuenta la historia de Tuti Turman (Nicolás Vázquez) un joven millonario que sufre de alopecia. Por el festejo de los 100 años de su abuela, el portero de su edificio (Daniel Ferreyra, ganador del concurso Talento Argentino de 2009) deberá viajar a su pueblo donde, según la fábula del Santo Chapí, hay una cascada cuyas aguas hacen crecer el pelo. Al enterarse, el pelado Tuti se ofrece para llevarlo. Una vez allí, no sólo su cabellera volverá a tener frondosos pelos sino que verá una oportunidad para hacer dinero poniendo un centro de recuperación capilar. Para lograrlo, deberá lidiar con todos los personajes y creencias que desfilan en el lugar.

“Ustedes me cambiaron la vida”, dijo Néstor Montalbano que le dijo una generación entera. Es que Montalbano dirigió De la cabeza y luego Cha Cha Cha, dos de los ciclos televisivos hitos en la comedia local. Más tarde, después de su paso como director de Sábado Bus, volvería al humor con Todo por dos pesos. “La repercusión a mis productos llegan dos o tres años después. Es que si todos los diarios están diciendo ‘el delirante, ‘el loco’, ‘cine fumado’, hay un público que queda segmentado. Y en ese prejuicio, no le llegás a lo masivo”, menciona el director de Cómplices, Soy tu aventura, Pájaros Volando y ahora responsable de Por un puñado de pelos. “Recién estoy disfrutando de Pájaros Volando”, agrega Montalbano. “La gente es exigente en todos los aspectos y creo que la película va a gustar”, se suma El Pibe y asegura, asimismo, que le gustó mucho Soy tu Aventura.


Ante el advenimiento del mundial y dada la talla de un jugador de estirpe internacional, las charlas viran naturalmente hacia el fútbol. “Estamos optimistas con la Selección Colombia”, son las palabras que salen de la boca del 10. Por su parte, ve muy bien a la Selección Argentina (“ojalá salga campeona”) y su mayor deseo es que el título se lo lleve cualquier sudamericano “para que la fiesta no se la lleven los europeos. Si hay fiesta es para que la familia la goce”. El Pibe reconoce a Messi como “el mejor de ahora” pero lo diferencia de Maradona por ser “el mejor de todos”. Completa: “Con Maradona teníamos una asimilación, lo quiero mucho. En mi época, ver a un jugador como El Pelusa era muy difícil”. Y de nuevo, las porras descomunales. Aquella insignia que completó la magia de sus pies –¿lo recuerdan en la tapa del International Superstar Soccer Pro ’98 respondiendo al nombre de “Murillo”, no?- sigue siendo una rara avis en la palestra de peinados. “No me corto el cabello desde los quince años. Siempre lo tuve igual”. Menos mal. Si no, a rezarle al Santo Chapí que, como el Diego, como Valderrama, es el patrono de la buena vida y el cabello.

Co-conductor invitado en El Crucero del Amor

El miércoles pasado estuve de co-conductor en El Crucero del Amor, por Nacional Rock 93.7. Hablamos de porno, hipsterismo, música, fútbol y nerdeadas varias. Acá, el audio.

El rol en la cultura pop

Escribí una nota sobre el rol en la cultura pop para el Suple NO, del Diario Página/12. Acá, pueden leer la versión online.

Es una noche cualquiera de la década del ’90. Desde un sótano oscuro, en una casa cualquiera, ruedan los dados de diez caras. Unos gordos –cualquiera- sudan olor a papas fritas de segunda marca mientras se secan la frente con un manual de Dungeons & Dragons. La imagen es vieja. Ya está: sobran los diplomas para decretar la victoria de la nerdencia. Lo nerd, ahora, es cool. Y sanseacabó. Entonces, a ese pecho lleno de medallas posmo hay que colgarle una más: el rol es, también, un territorio ondero.

Algunos misterios existen. Y tiene que haber sido un misterio (digamos misterio a todo aquello que es preferible ni siquiera saber por qué no conviene nombrar, enfocar y explicar) lo que empujó a que una suerte juego de mesa llevado adelante por frikis -donde se habla de habilidades, características físicas, valores y cuya mayor fuente recreativa es la imaginación- encuentre, hoy, su amarre definitivo en las turbulentas aguas de la cultura de consumo.

Dando cuenta de aquel cambio rotundo, el cine de Hollywood y en especial la llamada Nueva Comedia Norteamericana, pusieron al rol de cara a la aceptación global. Se sabe: históricamente, jugar rol era parte de un rictus marginal y vedado. Desde los preconceptos, tal vez, se trate del último escalafón de la nerdencia. El ejemplo más claro es aquel episodio de Los Simpson –que siempre funcionan para pintar aldeas- donde Homero va a la universidad. Ahí, conocerá a los estudiosos del campo. “Jugamos Calabozos & Dragones durante más de tres horas... y me aniquiló un duende”, dirá el más granudo de la pandilla. Lo mostró The Big Bang Theory, lo remarcó Community: esa era la visión que se tenía –hasta hace nada, los preconceptos pesan- de este universo. Aunque la verdad, si bien duele como espadazo en cota de malla, tan sesgada no estaba.

Según alguna enciclopedia online, un juego de rol es “un juego en el que, tal como indica su nombre, uno o más jugadores desempeñan un determinado rol, papel o personalidad. Cuando una persona hace el papel de X significa que está interpretando un papel que normalmente no hace”. En criollo: son unos juegos de mesa pero mucho más nerdosos. Imaginen hacer de eso una tendencia. ¿Imposible? No, Hollywood pudo. Y desde allí, un axioma que devela misterios: el nerd consume y la sociedad de consumo necesita de ellos. Entre tanto, se los pone en un lugar de importancia y ellos dignifican, cumplen y gastan.

Por eso, en Role Models, Paul Rudd, Sean William Scott (¡Stifler!) y Christopher Mintz-Plasse (¡¡¡Mc Lovin!!!) protagonizan una historia donde dos vendedores reciben la pena de hacer trabajo social tras estrellar una camioneta de su empresa. Ante tal circunstancia, deberán cuidar de un adolescente asocial –fanático acérrimo del rol- y de un chico de diez años muy maleducado. Más color: trabaja Ken Jeong, el chino de la trilogía de ¿Qué pasó ayer? Aquí, en este film del 2008, se entroniza la sentencia del “nerd antisocial”. Se enarbola, asimismo, una figura caricaturesca de los otrora rústicos -¿dejaron de serlo?, ¿desde cuándo?, ¿por qué?- jugadores de rol. Sin embargo, su aparición pone luz donde –antes- sólo había sombras.

¿Natalie Portman y Zooey Deschanell en una película de rol? Ni la mente más insana podría haber imaginado -tiempo atrás- esta situación. Pero ya está, la cosa cambio. El visto bueno de la industria del entretenimiento posicionó a los márgenes en el centro de la escena. Y en 2011, Your Highness, con Danny McBride y James Franco a la cabeza -héroes legitimados de la nueva, nueva, nueva nerdencia, junto con Jonah Hill, Seth Rogen, Katherine Heigl, Michael Cera, Zach Galifianakis, Andy Samberg, Jesse Eisenberg, Jason Segel, Kristen Wiig, Ed Helms y otros tantos ñoños pop-, terminó por darle forma a esa argamasa imposible que fue poner el rol en el mainstream.

Así las cosas, con un saludable ritmo cardiovascular de estrenos medievales –un bombazo de sangre, fluidos y conjuros cada tres años-, este 2014 regalará al mundo otra de nerdos en situación de batalla: Knights of Badassdom. Y si bien hace tiempo que los primeros esbozos –El corazón del guerrero, del 2000, largometraje protagonizado por Santiago Segura, y The Gamers, del 2002, con su perfil paródico- quedaron relegados como intentos entusiastas, en esta flamante comedia protagonizada por Peter Dinklage se encuentra, por fin, el certificado del “rol para las masas”. Una mala: probablemente no llegue a los cines locales. Una buena: rol en vivo con el enano de Game of Thrones.

De esta manera, los personajes que pululaban las historias de tableros, dados y maldiciones ahora tomaron la pantalla grande. También la chica, conviertiendo el flacucho músculo de los videojuegos de rol en un Leviatán peludo y baboso. Y, por qué no, invitando a repensar el difuso límite entre fantasía y realidad: a la sazón, siempre resulta un ejercicio interesante recordar el nefasto incidente donde –supuestamente; y aquí los medios se encargaron de inflar la cuestión rociándolo con nafta amarillista- un muchacho español asesinó a su familia creyéndose Squall Leonhart, el protagonista del Final Fantasy VIII. En ese entonces, el rol se tiñó de caso policial. Y el chusmerío se encargó de enchastrar algo que, en rigor de verdad, estaba impoluto: “los roleros son asesinos” y otros cuentos cortos.

Entrándole por otra vía, dos son los games que abollan el costado pop del rol moderno: por un lado, The Witcher; por otro, The Elder Scrolls Online. El nuevo The Witcher, que está cada vez más cerca del cancherismo gráfico de The Last of Us o Max Payne 3 que del vuelo old school de Elder Scrolls, representa una experiencia distinta a la mayoría de los RPG (rol-playing game). Basado en la saga homónima de libros del autor polaco Andrzej Sapkowski, The Witcher cuenta la historia de Geralt de Rivia, una suerte de Nippur de Lagash nórdico, un brujo a sueldo cuyo objetivo es cazar monstruos y demás. Asimismo, la granada de estruendo que significa el advenimiento del The Elder Scrolls Online –que ya tiene fecha de lanzamiento prevista para abril del corriente- deviene en la posibilidad de jugar en red –oh, gloria y loor- con la misma libertad de planeamiento y extensión territorial que tienen sus cinco versiones offline.


Sujeto a un carácter transitivo que contiene juegos de rol, películas, historietas y videojuegos, hay una novedosa forma de ver las cosas. Entonces, ante el intento genuino de quienes forman parte del riñón más profundo de la nerdencia, de las empresas que ven allí un nicho provechoso y de las ínfulas posers por consumirlo todo antes de que sea viejo, una verdad aflora entre todos los misterios posibles: el triunfo, por suerte, y ahora más que nunca, es de los nerds.